El papel de los Recursos Humanos en el cambio climático.
Por
Darinel Herrera
Las organizaciones y los administradores de Recursos Humanos tenemos el
gran reto de innovar, desarrollar e
implementar nuevos procesos y herramientas de gestión de personal capaces
de brindar aportes significativos al
tema del desarrollo sostenible ambiental.
En una era digital y con ayuda de las plataformas y
herramientas tecnológicas es posible implementar procesos de capacitación, reclutamiento
y selección de personal a través de
sofwares colaborativos que nos permitan realizar
dichos procesos de manera virtual,
reduciendo costos y generando beneficios
ambientales positivos. Con esto me refiero a que con dichas acciones se evita
por ejemplo el uso de automóviles
para el traslado de las personas al
evento o entrevista, se reducen los desechos
y residuos derivados del coffe break, se
ahorra de energía eléctrica, etc.
Recordemos que nuestro deber como responsables de la Gestión de los Recurso Humanos no solo se consiste en mantener al personal en un estado de satisfacción y productividad laboral, si no a su vez somos responsables de generar entornos agradables y sanos, para los trabajadores y sus familias. Por ellos debemos actuar con etica y responsabilidad social.
Le comparto un articulo muy interesante relacionado con el tema...
Cómo
crear puestos de trabajo haciendo frente al cambio climático
En el pasado, la acción
contra el cambio climático se veía a menudo como un obstáculo al crecimiento
económico. Se consideraba que apostar por lo “verde” significaba sacrificar la
prosperidad por el bien del medio ambiente. Hoy en día, tenemos más información
y sabemos que a través de medidas de mitigación del cambio climático, las
empresas promueven el crecimiento sostenible y la creación de empleo de alta
calidad.
En Estados Unidos, por
ejemplo, desde enero se han creado 1,2 millones de empleos “limpios”, según un
estudio del Instituto Ecotech. Desde
el año pasado, ha aumentado en un 115% el número de empleos de la industria
solar y en un 50% los empleos relacionados con la eficiencia energética.
Según la Agencia
Internacional de las Energías
Renovables, en China ya son más de 1,7 millones las personas que
trabajan en el sector de las renovables. La Red Global del Clima estima además
que podrían crearse otros siete millones de empleos si se cumplen los objetivos del
gobierno en energía eólica, solar e hidroeléctrica. A nivel mundial,
se estima que en 2012 5,7 millones de personas trabajaban directa o
indirectamente en la industria de las renovables, una cifra que podría
triplicarse para 2030.
Pero la expansión de las
energías renovables por sí sola no basta para afrontar el cambio climático. Es
necesario además mejorar la capacidad del medio ambiente a absorber las emisiones
de dióxido de carbono y aumentar la capacidad de las comunidades y los países a
adaptarse al cambio climático, a través de formas más inteligentes de gestión
de los activos naturales como bosques, fuentes de agua dulce, suelos y
biodiversidad.
En Sudáfrica, existe una
iniciativa que aborda el cambio climático desde ambos ángulos. Se trata
del Programa Ampliado de Trabajo Público,
que durante los primeros cinco años de funcionamiento generó un millón de
oportunidades de empleo y que tiene el objetivo de crear 4,5 millones más para
finales de este año. Además de en la producción de energía renovable, el
programa hace hincapié en la recuperación y gestión de humedales y bosques y en
la prevención de incendios. El programa fomenta además la inclusión social,
dando empleo a grupos vulnerables como las madres solteras.
Del mismo modo, en India, la Ley Mahatma Gandhi de Garantía de
Empleo Rural tiene el objetivo de garantizar un medio de subsistencia en las
zonas rurales, proporcionando un mínimo de cien días de empleo asalariado a
todos los hogares cuyos miembros adultos se ofrezcan voluntarios para realizar
un trabajo manual no cualificado. La mayor parte de estos empleos se dedican a
aumentar la capacidad de recuperación del medio ambiente, mediante la
conservación de suelos y agua, la prevención de inundaciones, la reforestación
y la creación de pequeños sistemas de riego.
En Brasil, el
programa “Bolsa Verde” ofrece
incentivos a las familias pobres para realizar trabajos de conservación en
reservas naturales locales. En su primer año, el programa pagó 35 dólares al
mes a más de 16.600 familias y el objetivo es extenderlo a 300.000 familias y
realizar proyectos de acción climática como el desarrollo de las renovables.
Colombia y México también han puesto en marcha iniciativas similares.
Este potencial de creación
de empleos “verdes” de alta calidad se verá multiplicado si el año próximo se
alcanza un acuerdo climático global sustancial en la Conferencia del Clima de
Naciones Unidas un acuerdo con visión de
largo plazo para lograr un mundo climáticamente neutro para 2050. La opción
contraria -continuar aumentando las emisiones de CO2- no sólo limitará este
potencial sino que perjudicará la actividad económica y, de acuerdo a estimaciones
de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), reducirá la
productividad un 7% a nivel mundial.
Ya estamos viendo el costo
de los fenómenos meteorológicos extremos, que aumentarán en frecuencia e
intensidad a medida que aumente la temperatura global. El huracán Katrina, que
golpeó Nueva Orleans en 2005, provocó la pérdida de
40.000 empleos aquel año. El ciclón Sidr, que asoló Bangladesh en
2007, perjudicó a cientos de miles de pequeños negocios y 560.000 puestos de
trabajo se vieron afectados. En otras palabras, la acción climática no sólo
creará nuevos empleos, sino que preservará los ya existentes.
Será inevitables que se
pierdan algunos empleos cuando las industrias altamente contaminantes dejen
sitio a actividades más sostenibles. Es necesario gestionar esas pérdidas para
asegurar una “transición justa” hacia una economía climáticamente neutra.
La buena noticia es que las
siete industrias más contaminantes, que representan el 80% de las emisiones de
CO2, emplean sólo
al 10% de la masa laboral. Unas pérdidas que podrían ser fácilmente
compensadas con el crecimiento de la economía baja en carbono.
Por otro lado, los
gobiernos deben promover la reconversión y el aprendizaje de los trabajadores
para que éstos puedan aprovechar las nuevas oportunidades de empleo en el
sector de la energía limpia y la gestión de los recursos naturales. En
definitiva, crear puestos de trabajo sirve de poco, si no hay trabajadores
preparados a ocuparlos.
En la actualidad dos de los
problemas más generalizados son el cambio climático y el desempleo
(especialmente entre los jóvenes y las personas no cualificadas). El hecho de que
ambos se pueden abordar a la vez, mediante políticas que se refuerzan
mutuamente, deja a los gobiernos y organismos internacionales sin excusas para
la inacción. La OIT y la Convención sobre Cambio Climático de la ONU son
conscientes de ello, pero no pueden actuar solas.
Los líderes mundiales
reunidos en Nueva York para la Cumbre del Clima de la ONU este mes y en París
el próximo año tienen la opción de apostar por la descarbonización y dejar así
a las generaciones futuras un planeta más seguro, más saludable y más próspero
que ofrezca oportunidades de empleo digno a millones de personas. Esta es una
oportunidad que todos deben aprovechar.
.Autores: Christiana
Figueres es Secretaria Ejecutiva del Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio
Climático (CMNUCC). Guy Ryder es Director General de la Organización
Internacional del Trabajo.